martes, 24 de febrero de 2009

bioarte

Bioarte

Daniel Rivera

 

La dualidad entre biología y arte corresponde a un interés de artistas más que de científicos. Una de las razones principales de esta suerte de migración de artistas hacia la biología se debe básicamente al agotamiento de la cultura.

El sistema de la cultura, es decir usos y costumbres, mitología, religión, cualquier creencia, dejó de aportar los elementos que pudieran generar algún impacto estético, o algún input para la producción de arte.

Faltaba explorar la estética científica. Del diseño de las especies realmente sabemos muy poco y lo que se sabe es el cliché darvinista. Modificar genéticamente las especies ya no es una condición estrictamente del mercado transgénico, por ejemplo, pero si una preocupación científica por preservar especies tanto de la actividad humana como del sobrecalentamiento global.

Entender la vida es una condición que tenemos todos los seres vivos. Hoy las preguntas de la ciencia contemporánea se dirigen mas a la pluralidad de otras formas de conocimiento que no sean el sistema de razonamiento humano, que al final de cuentas es un caso específico de la especie. Generalizarlo fue una aberración humanista del cual el arte fue un cómplice.

La interpretación de la ciencia establece que si observamos el mundo y las cosas, tendremos un mejor entendimiento y una armonía con el universo. Saber no es lo mismo que suponer, o adivinar, o temer: todos esos atributos del aberrante antropocentrismo.

Hoy ni siquiera la ciencia contemporánea puede establecer claramente la cadena alimenticia de las especies. Tampoco se ha podido entender la mecánica de la adaptación genética al medio ambiente, y menos el diseño de las especies mas allá de lo que proclamo Darwin.

Con la aparición de la biología molecular –una tarea que le asignaron los físicos cuánticos a los biólogos en los años 30 del siglo 20-, la interdisciplina crece cada día más. Hoy sabemos desde los Sistemas Complejos que si la vida es una condición de la materia, entonces podemos generar otras formas de vida, o cuando menos podemos agregarle otras letras al alfabeto genético.

La transferencia genética de una especie a otra, o el diseño sintético, es un proceso para entender mejor la vida. Tomar el DNA como soporte de expresión estética no es nada nuevo porque es un fenómeno cotidiano de la ciencia genómica.

El “bioartista” esta condicionado por la ciencia, aun los que trabajan con bacterias. Esto explica los elevados costos de producción de una pieza de bioarte. La enorme especialización de las disciplinas científicas dificulta la síntesis. Hoy un especialista en metabolómica se encuentra cada vez más lejos de la genómica o de la transcriptómica, aunque la biología sintética los reúna de nuevo bajo parámetros de la físico-matemática.

Probablemente se pueda decir que exista algo parecido en los procesos mentales entre el arte y la ciencia, pero las neurociencias todavía no vaticinan un resultado que explique este supuesto. Si el arte continua creyendo (Ascott) que el “arte muestra” y la “ciencia explica”, se seguirá ignorando la estética de la ciencia. O dicho en otras palabras, la estética seguirá estando secuestrada por el sistema del arte. Hasta la fecha ningún “bioartista” ha tocado la estética cotidiana de la investigación científica. Y no es casual, porque solo le interesa porque solo le interesa el producto, y esto a la ciencia le es realmente indiferente. Si se implementa en producto o no, no es cuestión de la ciencia. Si es un producto de la ciencia aplicada, entonces ese producto tiene muchas connotaciones, o digamos en palabras crudas, es un prototipo.

La seriación de un producto aplicado de la ciencia que pasa a la tecnología atraviesa toda la sociedad y por lo tanto trivializa el sistema del arte: museos, curadores, galeristas, coleccionistas. Entones cual seria el privilegio que pudiera tener el establishment del arte? tal vez los cinco minutos antes que se vuelva un producto masificado. Pero esa brevedad tiene otro inconveniente: el staff de museos, y en general de todo el sistema carece de los conocimientos con los que se produce un objeto estético en biología y arte, entonces el tiempo que le llevara entender el proceso para la comprensión estética, será tal que cuando lo entienda, las bases científicas que lo hicieron  ya habrán cambiado.

Se trata entonces de una chatarrización?. Es muy probable, pero todo parece indicar la mecánica biológica nos permita un tiempo para el deleite de un resultado, porque al final de cuentas somos materia orgánica, y la vida es un arreglo insertado en el tiempo. De ahí la pertinencia del bioarte.

 

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